En el tribunal que juzgaba a
Publio Clodio por supuesta violación de una vestal, este alegó ser inocente y
presentó testigos que juraron que en la noche del festival religioso de las
mujeres en casa de César, había estado con ellos en el campo. Entonces,
irritado, Cicerón citó a Julio como testigo, para que apoyara las declaraciones
de Aurelia, su madre, que es la que había hecho la denuncia; pero César declaró
enfáticamente que no sabía nada del caso. El fiscal le preguntó entonces
amablemente, que dadas las circunstancias, por qué se había divorciado de
Pompeya, a lo cual él replicó poniendo cara inocente, con la frase que habría
de hacerse famosa: —Mi esposa ha de estar por encima de toda sospecha.
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