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martes, 8 de noviembre de 2016

LAS ESTATUAS DE CALÍGULA


Le dijeron que era superior a todos los príncipes y reyes de la tierra, y a partir de entonces empezó a atribuirse la majestad divina. Hizo traer de Grecia las estatuas de los dioses más famosos por la excelencia del trabajo y el respeto de los pueblos, entre ellas la de Júpiter Olímpico, y a la cual quitó la cabeza y la sustituyó con la suya. Hizo prolongar hasta el foro un ala de su palacio y transformar el templo de Cástor y Pólux en un vestíbulo, en el que se sentaba a menudo entre los dos hermanos, ofreciéndose a las adoraciones de la multitud. Algunos le saludaron con el título de Júpiter latino; tuvo también para su divinidad templo especial, sacerdotes y las víctimas más raras. En este templo se contemplaba su estatua de oro, de un gran parecido, y a la que todos los días vestían como él. Los ciudadanos más ricos se disputaban con tenacidad las funciones de este sacerdocio, objeto de toda su ambición… Por la noche, cuando la luna estaba en toda su plenitud y esplendor, la invitaba a venir y recibir sus abrazos y a compartir su lecho. Por el día celebraba conversaciones secretas con Júpiter Capitolino… y otras en alta voz y tono arrogante. En cierta ocasión se le oyó decirle en tono de amenaza: «¡Pruébame tu poder o teme el mío!».


( Suetonio)




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