En
188 a. C., tras la victoria de Roma sobre el rey Antíoco el Grande, de la
dinastía Seléucida, cuyos dominios se entendían desde el Mediterráneo oriental
hasta la India, cuentan que Quinto Fabio Labeón, tras vencer en combate al rey
Antíoco y obligarlo por medio de un tratado a entregar la mitad de sus naves,
las partió todas por la mitad para despojarlo de toda su flota.
(
Valerio Máximo en "Hechos y dichos memorables")
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