Fue
lo más nefasto que aquellos tiempos tuvieron que soportar: los principales de
entre los senadores ejerciendo incluso las delaciones más rastreras, unos a la
luz del día, muchos ocultamente; y no se distinguían los extraños de los
parientes, los amigos de los desconocidos, lo que era reciente de lo que ya
resultaba oscuro por su vejez; se acusaban por igual las palabras dichas sobre
el tema que fuera en el foro y en la mesa, pues algunos se apresuraban a tomar
la delantera y a elegir un acusado, otros por protegerse, y los más como
contagiados por una enfermedad infecciosa.
(
Tácito )
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