Cuando el legado llega a la frontera
del país al que se presenta una reclamación, se cubre la cabeza con el filum
(es un velo de lana) y dice: "Escucha, Júpiter; escuchad, fronteras
de....(nombra al pueblo al que pertenecen); que escuche el derecho sagrado. Yo
soy el representante oficial del pueblo romano; traigo una misión ajustada al
derecho humano y sagrado, que se dé fe a mis palabras". A continuación
expone las reclamaciones. Pone luego a Júpiter por testigo: "Si yo reclamo,
en contra del derecho humano y sagrado, que esos hombres y esas cosas se me
entreguen como propiedad del pueblo romano, no permitas que jamás vuelva yo a
mi patria". Recita esta fórmula cuando cruza la frontera, la repite al
primer hombre que encuentra, la repite al entrar en la puerta de la población,
la repite cuando , está dentro del foro, cambiando algunas palabras de la
invocación y del texto del juramento. Si no le son entregados los que reclama
en el transcurso de treinta y tres días (pues ésa es la cifra consagrada),
declara la guerra con estas palabras: "Escucha, Júpiter, y tú, Jano
Quirino, y todos los dioses del cielo, y vosotros, dioses de la tierra, y
vosotros, dioses de los infiernos, escuchad; yo os pongo por testigos de que
tal pueblo (nombra al que sea) es injusto y no satisface lo que es de derecho.
Pero sobre esto consultaremos a los ancianos de mi patria, a ver de qué modo
vamos a hacer valer nuestro derecho"
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