La
recompensa monetaria de legados y tribunos era su parte en el botín, y nadie tenía
realmente idea de lo que podía sacarse del botín de los bárbaros, salvo que
tuvieran algunos tesoros para saquear y proporcionaran muchísimos esclavos para
su venta. La venta de prisioneros como esclavos era un privilegio del general
que no estaba obligado a compartir con legados y tribunos, centuriones ni
tropas, pero cuando ese botín era muy cuantioso, repartía una buen parte entre
los más fieles y y destacados.
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