Creo
que es posible concluir que Munda ha sido el final de la resistencia
republicana. Labieno ha muerto por fin. Aun así, ha sido una buena batalla. No
podría haberla mejor. He luchado en el campo entre mis hombres, y son ellos a
quienes recuerdo. No obstante, debo confesar que a mis cincuenta y cuatro años,
noto el esfuerzo y me duele todo el cuerpo. Munda también ha resuelto mi
problema con la Décima. Los pocos que han quedado no estarán de humor para discutir
el siguiente destino que les adjudique.
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