Páginas

Páginas

lunes, 12 de junio de 2023

FILIPO EL ÁRABE, EL EMPERADOR QUE CELEBRÓ LOS MIL AÑOS DE ROMA

Filipo el Árabe, cuyo nombre completo era Marco Julio Filipo, nació alrededor del año 204 d.C. en una familia de origen humilde en la provincia romana de Arabia, que en ese momento formaba parte del Imperio Romano. Poco se sabe sobre su infancia y primeros años de vida, pero se cree que recibió una educación básica en las disciplinas clásicas, como retórica, filosofía y literatura. 

Era hijo de Julio Marino, un ciudadano romano de la nobleza local. El nombre de su madre es desconocido, pero tenía un hermano llamado Cayo Julio Prisco, que fue miembro de la guardia pretoriana. Se casó con Marcia Otacilia Severa, hija de un gobernador romano, y tuvo con ella un hijo, Marco Julio Severo Filipo (el futuro Filipo II), y una hija, Julia Severa o Severina.

 

Filipo demostró ser un hombre ambicioso y talentoso desde temprana edad. A medida que crecía, se destacó por su inteligencia y habilidades militares, durante el reinado del emperador Alejandro Severo. Fue ascendiendo gradualmente en la jerarquía del ejército romano, donde obtuvo una reputación como un comandante hábil y valiente. Durante su servicio militar, adquirió experiencia en diversas campañas y demostró ser un estratega competente.

 

En el año 243, fue nombrado prefecto del pretorio y comandante de las legiones en Mesopotamia por Gordiano III, que estaba en guerra contra el rey persa Sapor I. En el año 244 d.C., durante el reinado del emperador Gordiano III, Filipo fue nombrado gobernador de la provincia de Arabia. Aprovechando su posición y el descontento popular hacia el emperador, se rebeló contra Gordiano difundiendo rumores sobre su incompetencia y desobedeciendo sus órdenes de atacar Ctesifonte , siendo proclamado emperador por sus tropas en el año 244 d.C. Esta acción se produjo en medio de una época de inestabilidad política en el Imperio Romano, marcada por el caos y las luchas internas por el poder. Negoció una paz con Sapor I, pagando una gran suma de dinero y cediendo territorios a los persas.

 

Regresó a Roma y se enfrentó a la oposición del Senado, que había nombrado a dos senadores, Balbino y Pupieno, como emperadores rivales. Para aplacar al Senado y al pueblo, nombró a su hijo Filipo II como coemperador y les concedió el título de césares a Balbino y Pupieno. Aunque inicialmente enfrentó resistencia y oposición, pudo consolidar su poder y mantenerse en el trono

 

Celebró con gran pompa el milenario de Roma en el año 248, organizando juegos, espectáculos y sacrificios. Esos mil años de Roma se basaban en la tradición que situaba la fundación de la ciudad por Rómulo y Remo en el año 753 a.C.  Los romanos consideraban que su ciudad era la más antigua, poderosa y gloriosa del mundo, y que su historia estaba marcada por el destino y la providencia. 

Los mil años de Roma simbolizaban la continuidad y la renovación del imperio, que había superado crisis, guerras y cambios políticos a lo largo de los siglos. Los mil años de Roma también expresaban la confianza y el orgullo de los romanos en su civilización, que se había expandido por tres continentes y había asimilado a diversas culturas.

 

La plebe romana disfrutó de los juegos seculares, que eran unos espectáculos públicos que se celebraban en el Campo de Marte. Los juegos seculares incluían carreras de caballos en el Circo Máximo, representaciones teatrales en el Teatro de Marcelo, combates de gladiadores en el Anfiteatro Castrense y naumaquias (batallas navales) en el Estanque de Augusto.

 Los juegos seculares también ofrecían sacrificios a los dioses, como Júpiter, Juno, Apolo, Diana, Ceres y Plutón, para pedirles prosperidad y protección para el imperio . Los juegos seculares duraron varios días y se repitieron cada noche con antorchas y música. La plebe recibió regalos y alimentos del emperador, como pan, vino, aceite y carne, para mostrarle que él era el benefactor del pueblo .

 

El emperador Filipo el Árabe aprovechó la celebración del milenario de Roma para reforzar su imagen y su autoridad, que eran cuestionadas por el Senado y por algunos gobernadores provinciales . En esos juegos milenarios, el emperador Filipo el Árabe se presentó como el restaurador del imperio, que había logrado la paz con los persas y había vencido a los carpos y a los germanos. 

Se asoció con la fundación de Roma, acuñando monedas con la imagen de una loba amamantando a Rómulo y Remo, o erigiendo una columna con una estatua de Rómulo, aparte de un arco triunfal en honor del emperador que lo testimoniara. La celebración fue la última de su tipo que se realizó en el imperio romano, ya que los siguientes emperadores no volvieron a organizar juegos seculares ni a conmemorar aniversarios redondos de la fundación de Roma.

 

Durante su reinado, se dedicó a restaurar la estabilidad y la prosperidad en el imperio. Implementó políticas que promovieron el comercio, la agricultura y el bienestar general de la población.

 

Filipo también se preocupó por fortalecer las defensas del imperio y llevar a cabo campañas militares exitosas. En el año 247 d.C., lideró una expedición contra los sasánidas en el este, obteniendo importantes victorias y asegurando la frontera oriental del imperio. Además, consolidó alianzas con tribus bárbaras en las fronteras norte y occidental para mantener la paz y evitar incursiones en el territorio romano.

 

Durante su reinado, Filipo el Árabe se ganó el favor de los ciudadanos y las legiones romanas. Implementó políticas de tolerancia religiosa y se mostró respetuoso hacia el senado romano, lo que le permitió ganar el apoyo de las élites políticas. Bajo su gobierno, el imperio experimentó un período de relativa paz y prosperidad. A pesar de sus esfuerzos por obtener el apoyo del pueblo romano, también fue criticado por algunas facciones de la sociedad romana, en particular por la clase senatorial. Muchos se opusieron a él por su origen no romano y por su apoyo a los cristianos, que en ese momento eran perseguidos por los romanos. Varias fuentes lo identifican como el primer emperador en favorecer al cristianismo, mucho antes de que empezara a hacerlo Constantino el Grande. .

 

Filipo el Árabe también fue conocido por sus habilidades diplomáticas. Mantuvo relaciones amistosas con los reinos vecinos y buscó establecer acuerdos comerciales beneficiosos para el imperio. Durante su reinado, promovió el comercio con Oriente, lo que ayudó a fortalecer la economía romana y a expandir su influencia en la región. Negoció acuerdos comerciales con los gobernantes del Imperio sasánida de Persia y se aseguró de que el suministro de alimentos en Italia se mantuviera estable. También tuvo que hacer frente a varias rebeliones internas, como la de Jotapiano en Siria, la de Pacaciano en Moesia o la de Silbano en Germania

 

Sin embargo, a pesar de sus logros, el reinado de Filipo el Árabe no estuvo exento de desafíos. En el año 249 d.C., el general Decio gobernador de Moesia y Panonia  lideró una revuelta contra el emperador, proclamándise a sí mismo emperador en oposición a Filipo. Decio logró reunir un fuerte apoyo militar y rápidamente se extendió por varias provincias del imperio, desafiando el poder de Filipo.

 

La lucha entre Filipo y Decio fue feroz y duró varios años. Ambos líderes buscaron el respaldo de las legiones y trataron de ganar el apoyo de las provincias. Sin embargo, a pesar de su valentía y habilidad militar, Filipo no pudo mantenerse en el trono. En el año 251 d.C., fue derrotado y asesinado en una batalla cerca de Verona, Italia, poniendo fin a su breve reinado de cinco años. Su hijo Filipo II fue asesinado por la guardia pretoriana en Roma. Se desconoce el destino de Otacilia Severa, pero se cree que pudo haber sido ejecutada o exiliada

 

La muerte de Filipo el Árabe marcó el final de una etapa de estabilidad relativa en el imperio. Después de su caída, el imperio se sumergió en un período de inestabilidad política y conflictos internos que culminaron con la crisis del siglo III.

 

A pesar de su breve reinado, Filipo el Árabe dejó un legado significativo en la historia romana. Durante su gobierno, promovió políticas que buscaban la prosperidad y la estabilidad del imperio. Se le atribuye haber intentado reformar el sistema fiscal y administrativo, así como fortalecer las defensas del imperio.

 

En el ámbito cultural, Filipo el Árabe mostró interés por el conocimiento y el aprendizaje. Fomentó la construcción de bibliotecas y promovió el estudio de la filosofía y las artes en el imperio. Por ejemplo,  patrocinó proyectos culturales, incluyendo la obra teatral "Los siete contra Tebas" de Esquilo. Además, se le atribuye la fundación de la ciudad de Philippopolis en Tracia, actualmente conocida como Plovdiv en Bulgaria.

 

Aunque su reinado fue eclipsado por la posterior crisis del siglo III, Filipo el Árabe fue un emperador que gobernó con habilidad y visión. Aunque su ascenso al trono fue controvertido, logró establecer una breve pero notable era de estabilidad y prosperidad en el Imperio Romano. Su vida y su reinado continúan siendo objeto de estudio e interés para los historiadores y aquellos interesados en la historia del mundo romano.



No hay comentarios:

Publicar un comentario