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martes, 2 de mayo de 2023

CAYO JULIO HIGINO DICE SOBRE LA FORTUNA, CAPRICHOSA EN FACILITARTE LA RIQUEZA O CONDENARTE A LA POBREZA

 

“La fortuna es inestable y cambia rápidamente de un lado a otro”. ( Cayo Julio Higino) 

 

Aunque en la Antigua Roma, a la suerte que llamaban Fortuna, se la tenía incluso por una diosa, para quien según a lo que fueras destinado, podías ser su favorita o no, a pesar de que dicha diosa era muy caprichosa y cambiaba fácilmente en escoger o rechazar favoritos, llegando a ser benevolente o malévola con cualquier mortal.  Era la diosa preferida de Lucio Cornelio Sila, el famoso cónsul y dictador romano, que provenía de la más abyecta pobreza, pero que a base de mucho estudiar y muchos esfuerzos en perseguir sus propósitos, se retiró en la más opulenta riqueza.

 

Roma era clasista con un sistema de economía puramente capitalista, aparte el sistema esclavista, y el de los derechos ciudadanos. Para enriquecerse era preciso tener una combinación de educación, inteligencia, tener habilidades en la política y en los negocios, disponer de reputación militar, y tratar de ser popular entre la comunidad. Algo que naturalmente debía de trabajarse mucho para poder ascender de posición social. Una vez conseguida la riqueza, mantenerse en este alto status, pasaba por estabilizarse, ser prudente, evitando el derroche y las extravagancias, aunque arriesgarse en inversiones o en cualquier propósito podía hacer incrementar la fortuna o llevar a la ruina. Se sabe que Cayo Julio César se endeudó mucho en conseguir los mejores juegos para la plebe, pero le valió para ganar las elecciones para el consulado, y luego las campañas militares le reportaron enormes riquezas, aparte de la ventaja de pertenecer a una familia patricia.

 

Para los antiguos romanos, la riqueza era un medio para conseguir cierto status social, poder y prestigio, mientras que la pobreza era vista como un estado de debilidad, dependencia, de merecer desprecio.

 

En la Roma Antigua, la riqueza se medía principalmente por la cantidad de tierras y propiedades que uno poseía, los emporios comerciales de las que se era titular,  así como por la cantidad de esclavos y otros bienes que se tenían. La nobleza y los patricios eran los grupos privilegiados y tenían la mayor cantidad de riquezas y poder en la sociedad romana, aunque también podían caer en la pobreza, como igual que cualquier otro individuo que prevenía de la más baja posición social, podía ascender y llegar a ser rico, importante, e influyente, en un mundo de brutal competencia. 

El caso de algunos gladiadores era un ejemplo, pues caso todos procedían de la pobreza, y algunos con sus entrenamientos, habilidades, y preparación, que se tenían que trabajar mucho, llegaban a ser los mejores, y se podían retirar ricos. Pero la inmensa mayoría caían muertos por el camino al que la vida los destinaba.

 

Por otro lado, la pobreza en la Roma Antigua se consideraba un estado de dependencia, debilidad, menosprecio, e inferioridad social. Las personas pobres en la sociedad romana eran aquellas que no tenían tierras, propiedades ni recursos para subsistir, que  incluso se vendían como esclavos para algún amo que les pudiera proporcionar una vida mejor a cambio de su esclavitud. Dependían de la caridad de otros romanos adinerados de los que eran sus clientes estando bajo su protección,  o trabajaban en empleos de baja remuneración. Emperadores y cónsules, en la medida de lo posible repartían pan, aceite y carne, entre los más necesitados, aparte de entradas para el circo y teatro, con tal de tenerlos entretenidos y evitar disturbios y otros desórdenes.

 

Tema aparte era la esclavitud. Los pobres apenas podían permitirse uno o dos esclavos, que les hacían las tareas más viles. Y los ricos podían tener varias docenas, centenares, e incluso a veces hasta miles de esclavos repartidos para el cuidado y atención de sus extensas propiedades.



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