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sábado, 1 de enero de 2022

CAYO MARIO EN PÉRGAMO

Pérgamo era seguramente la ciudad mejor planificada y construida del mundo, había oído decir Mario, y ahora lo veía con sus propios ojos. Incluso en la ciudad baja, dispersa a los pies de la acrópolis, no había callejuelas ni bloques ruinosos de pisos, todo estaba sujeto a un rígido reglamento de construcción y conservación. Vastos sumideros y cloacas discurrían por las zonas habitadas y por todas partes había canalizaciones y fuentes. El mármol era el material más abundante, y las columnatas eran numerosas y magníficas, el ágora era inmensa, surtida de magníficas estatuas, y a media ladera había un gran teatro. No obstante, flotaba un aire de dilapidación en la ciudadela y en la ciudad; las cosas no estaban conservadas como durante el reinado de los atálidas, proyectistas y cuidadores de la capital. Y la gente no parecía contenta. Mario advirtió que algunos tenían aspecto de hambrientos, cosa extraña en un país rico.







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