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martes, 15 de septiembre de 2020

TRAS VENCER A DARIO, ALEJANDRO SE LAVA EN LA BAÑERA DE LA TIENDA DEL REY DE PERSIA

 

Desnudándose, pues, al punto, de las armas, se dirigió sin dilación al baño, diciendo: “Vamos a lavarnos el sudor de la batalla en el baño de Darío”; sobre lo que uno de sus amigos repuso: “No, a fe mía, sino de Alejandro, porque las cosas del vencido son y deben llamarse del vencedor”. Cuando vio las cajas, los jarros, los enjugadores y los alabastros, todo guarnecido de oro y trabajado con primor, percibió al mismo tiempo el olor fragante que de la mirra y los aromas despedía la casa; y habiendo pasado desde allí a la tienda, que en su altura y capacidad y en todo el adorno de alfombras, de mesas y de aparadores era ciertamente digna de admiración, vuelto a los amigos: “En esto consistía -les dijo-, según parece, el reinar”.

 ( Plutarco )



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