Domiciano era
de elevada estatura, semblante modesto, tez sonrosada y ojos grandes, aunque
débiles; era hermoso y apuesto, sobre todo en la juventud, aunque tenía los
dedos de los pies muy cortos. Más adelante a este defecto se unieron otros:
cabeza calva, vientre enorme y piernas extraordinariamente delgadas, y más
debilitadas aún por larga enfermedad.
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