Igualmente, el sentido de los juegos circenses ¿qué otra cosa tiene sino
ligereza, vanidad y locura?. Efectivamente, los ánimos enloquecen con tanta
fuerza como ímpetu se pone al correr por la arena, deforma que ofrecen más
espectáculo quienes han venido de espectadores, desde el momento en que empiezan
a dar voces, a salirse de sí y a dar saltos.
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