Según el Talmud, un insecto se introdujo en la
nariz de Tito y se escondió en su cerebro durante siete años causándole un gran
dolor. Tito notó cómo el sonido de un herrero que martillea disminuía su dolor,
tanto que pagó a unos herreros para que martillearan cerca de él; sin embargo,
aunque el efecto cesó, el insecto continuó en su sitio. Cuando Tito murió,
abrieron su cráneo y encontraron que el insecto había crecido hasta alcanzar el
tamaño de un pájaro. El Talmud cita esto como la causa de su muerte y lo
interpreta como la venganza divina por sus malas acciones.
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