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domingo, 16 de febrero de 2020

ANFITRIÓN ROMANO


Sería largo de contar al detalle, y además no importa, de qué modo a ocurrido que yo haya cenado en casa de un individuo... un hombre fino y económico, según él, vil y derrochador, según mi opinión. Pues ponía para él y para unos pocos algunos manjares suculentos, para los demás despreciables y escasos. Había distribuido el vino dentro de tres pequeñas vasijas en tres categorías, no para que hubiera posibilidad de elegir, sino para que no existiese no oportunidad de rechazar lo que se ofrecía: una, para él y nosotros, otra, para los amigos inferiores (pues tiene a los amigos clasificados por grados), y otras, para sus libertos y los nuestros. Mi vecino de mesa observó este detalle y me preguntó si yo aprobaba esta conducta. Le dije que no. "¿Entonces tú?", me dice "¿qué costumbre sigues?". "Yo sirvo a todos las mismas cosas; pues invito a cenar, no a un desaire, e igualo en todas las cosas a los invitados que igualé en la mesa y el lecho". "¿También a los libertos?". "También; porque entonces los considero comensales, no libertos". Y él replica: "Te costará mucho". "Muy poco". "¿Cómo puede ser?". "Porque ciertamente mis libertos no beben el mismo vino que yo, sino que yo bebo el mismo que mis libertos".

( Plinio en "Cartas")




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