Sacaron a Silvano de una
capilla en la que se había refugiado presa del pánico cuando se disponía a
celebrar un rito cristiano, y le mataron clavándole repetidamente sus espadas.
Y así murió este general de méritos nada escasos que, por temor a las calumnias
de sus enemigos, en las que se vio envuelto durante su ausencia, buscó todo
tipo de recursos en su intento de salvar la vida.
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