Dios nos ha concedido lograr firmar la paz con los
persas, convertir a los vándalos, los alanos y los moros en nuestros súbditos y
obtener la posesión de toda África y más allá, y confiamos en que consentirá en
que establezcamos nuestro imperio sobre el resto de aquéllos a quienes los
antiguos romanos gobernaron desde las fronteras de un océano hasta el otro y
luego perdieron por culpa de su negligencia.
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