Las mujeres son receptáculos pasivos. Están hechas para sujetar cosas, desde el pene de un hombre hasta un niño. Y quien sostiene cosas es un ser pasivo. ¡Tiene que ser pasivo, si no la sujeción peligra!. Lo mismo sucede con los animales. El macho es el activo y sacia su gran deseo montando a varias hembras. Por eso las mujeres, aun amando locamente a un hombre, no podían ceder incondicionalmente a sus fantasías sexuales.
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