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domingo, 14 de abril de 2019

IFIGENIA EN ÁULIDE


 
Ifigenia en Áulide (Ιφιγένεια εν Αυλίδι) es el título de una tragedia de Eurípides datada en el año 409 a. C. y representada en 406 a. C., con posterioridad a la muerte de su autor. Ifigenia es hija del rey Agamenón y la reina Clitemnestra, hermana de Electra, Crisotemis y Orestes, que vengará a su padre luego de la Guerra de Troya.
 
Agamenón explica a un esclavo anciano el origen de la expedición de todos los aqueos a Troya a causa del juramento de los pretendientes de Helena y el posterior rapto de ésta por un príncipe troyano, Paris. Por ello se reunió un ejército en el puerto de Áulide, con la intención de embarcar para la guerra contra Troya. Pero había una ausencia prolongada de vientos favorables que impedían la partida de la flota.
 
Ante esta situación, intervino el adivino Calcante, que emitió un oráculo según el cual sólo se producirían vientos favorables si Ifigenia, hija de Agamenón, era sacrificada en honor a Artemisa.
 
Agamenón, elegido comandante en jefe del ejército por ser hermano de Menelao, el esposo de Helena, envió mensajeros a buscar a su hija, presionado por su hermano, con el falso argumento de que debía venir para casarse con Aquiles.
 
Agamenón se encuentra arrepentido de su decisión y decide encargar a su anciano esclavo la misión de enviar a su esposa Clitemnestra otro mensaje en el que se anula la orden previa de que envíe a Áulide a Ifigenia.
 
El anciano parte a cumplir con su misión y se detiene a admirar y hacer un recuento de las fuerzas de la expedición y de sus principales jefes.
 
Sin embargo Menelao intercepta al anciano y le quita la carta. Tras encararse con su hermano Agamenón, le reprocha que ha faltado a la promesa que hizo de hacer traer a su hija y que ello no es propio de alguien que pretende ser el jefe de todos los aqueos porque de esa manera permitirá que el príncipe troyano se salga con la suya.
 
Agamenón le replica que él no debe pagar el precio de sacrificar a su hija porque la culpa del rapto de Helena es del propio Menelao por no vigilarla.
 
Mientras tanto llega un mensajero trayendo a Ifigenia, junto a Clitemnestra y al pequeño Orestes, otro hijo de Agamenón. Agamenón se lamenta profundamente de su destino y Menelao se compadece entonces de él y de Ifigenia y le ruega que ya no realice el sacrificio. Sin embargo en este punto Agamenón señala a su hermano que de todas formas se va a ver obligado a realizar el sacrificio obligado porque Calcante u Odiseo informarán del oráculo al resto del ejército.
 
Ifigenia y Clitemnestra se reúnen con Agamenón felices por lo que ellas creen que va a ser una boda, aunque Clitemnestra se enfada por la insistencia de Agamenón en que ella esté ausente en el momento de entregar a su hija en matrimonio.
 
Poco después llega Aquiles ante la tienda de Agamenón y sale a su encuentro Clitemnestra, que le informa que ella es la madre de su futura esposa. Aquiles, que no sabía nada del asunto, se muestra sorprendido y le responde que él no tiene noticias sobre ninguna boda. Ambos son informados en ese momento por el anciano esclavo de que el verdadero propósito de hacer traer a Ifigenia no era para casarla con Aquiles sino para sacrificarla. Aquiles, ofendido por que se hayan aprovechado de su nombre sin hacérselo saber, se compromete entonces a evitar el sacrificio.
 
La propia Ifigenia se entera de la verdad y Clitemnestra increpa a Agamenón y trata de hacerle recapacitar, mientras Ifigenia suplica abrazada a las rodillas de su padre. Agamenón responde que si se niega a permitir el sacrificio no solo morirá ella sino que el resto del ejército matará a toda su familia. A continuación se marcha sin permitir réplica a sus palabras.
 
Aquiles acude al encuentro de Ifigenia y Clitemnestra y les explica que él mismo ha estado a punto de ser lapidado por el resto del ejército por oponerse al sacrificio, pero que aún se muestra dispuesto a impedirlo. En ese momento Ifigenia prefiere resignarse a morir para evitar a Aquiles desgracias y porque comprende que su muerte es necesaria para que los helenos puedan castigar el rapto de Helena. Asimismo pide a su madre que no guarde rencor a su padre.
 
Más tarde, un mensajero cuenta a Clitemnestra los sucesos que ocurrieron durante el sacrificio.
 
Fue llevada al cine en 1977 como Iphigenia (Ifigeneia en Avlidi) por Mijalis Kakoguiannis (Μιχάλης Κακογιάννης) y protagonizada por Tatiana Papamoschu e Irene Papas como Clitemnestra, recibiendo una nominación al Óscar y el Premio del Festival de Cannes.1​ En 1983 como Ifigenija u Aulidi por la televisión croata.


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