Los
germanos no eran soldados. Tenían cierta bravuconería y peleaban bien cuando
estaban todos juntos, como lucha el ganado salvaje, y poseían cierta astucia
animal, por lo cual resultaba imprudente descuidar las precauciones comunes en
la lucha con ellos. Pero se cansaban muy pronto, después de la primera furiosa
embestida, y no tenían disciplina en ningún verdadero sentido militar, y sí
sólo un espíritu de rivalidad mutua. Sus jefes nunca podían contar con ellos; o
hacían demasiado, o demasiado poco.
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