Te diré una cosa, Claudio. Soy
un hombre muy viejo, y si bien parezco bastante vivaz, he llegado ya al fin.
Dentro de tres días estaré muerto, y lo sé. Antes de morir aparece en uno una
extraña lucidez. Uno habla proféticamente. ¡Pues escúchame!, ¿Quieres vivir una
larga vida de trabajo, con honores al final de la misma?. Seguro que sí,
¿verdad?. Entonces exagera tu cojera, tartamudea deliberadamente, finge
frecuentes enfermedades, deja que tu juicio parezca errático, bambolea la
cabeza y retuércete las manos en todas las ocasiones públicas y semipúblicas.
Si pudieras entender tanto como yo entiendo, sabrías que ésa es tu única
esperanza de seguridad y de gloria eventual.
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