Crisógono fue un obispo de Aquilea del siglo IV que murió martirizado
y está venerado como santo por la Iglesia católica. Se le representa a caballo,
con armadura y lanza.
Crisógono
murió en la persecución del emperador romano Diocleciano. Su nombre aparece dos veces en el Martyrologium
Hieronymianum (un martirologio atribuido a San Jerónimo, el más antiguo que se conserva de los referidos a la
iglesia latina) y se señala como fecha de su muerte dos días distintos: el 31
de mayo y el 24 de noviembre.
Su
culto se difundió rápidamente, y se dio su advocación a una iglesia en Roma,
seguramente en tiempos del papa Silvestre I (314-335).
En el
siglo VI se popularizó en Roma una leyenda (quizá surgida para relacionar al
santo con la ciudad de Roma, donde era venerado), según la cual, Crisógono era
romano, vicarius Urbis y maestro de Santa Anastasia de Roma.
Encarcelado durante una persecución, fue
trasladado a Aquilea, donde Diocleciano ordenó su decapitación. El cuerpo de
Crisógono fue arrojado al mar, pero devuelto a la orilla. Lo encontró un
sacerdote llamado Zoilo, quien le dio sepultura.
La
iglesia de rito occidental lo celebra el 24 de noviembre (fecha de la
consagración de su iglesia a su nombre) y la de rito griego el 16 de abril.
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