Llegué,
vi, conquisté. Estoy pensando en adoptar esto como mi lema, pues parece ocurrir
con suma regularidad, y la frase en sí es muy breve. Por lo menos esta última
vez en que he llegado, visto y conquistado ha sido contra un extranjero: he
derrotado al orgulloso "Rey de Reyes" Farnaces del Ponto en Zela, en
la más fácil de todas las batallas que he vivido, y con suerte con el botín
conseguido he logrado más de 10.000 sestercios para cada uno de mis legionarios,
más de 200.000 sestercios para cada uno de mis centuriones, y cien talentos
para cada uno de mis legados, dinero intacto que custodian celosamente mis
contables y que todos van a recibir en mano después de haber exhibido mi
desfile triunfal en Roma, como premio a la lealtad y a lo bien que me han
servido todos mis muchachos. Y aunque tengo derecho a buena parte del botín,
renuncio a él en favor de mis hombres, y me conformo con lo que pueda obtenerse
por la venta de los esclavos obtenidos en esta guerra. Tengo ya tanto poder y
dinero, que apenas ya no necesito más oro.
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