Querida, la indiscreción, una vez disparada, es como
la flechas de Cupido: sólo puede detenerlas el pecho que las recibe. Por haber
sido mujer de César, adivino que es ser esposa de Antonio. ¿Qué mas voy a
decirte? Tu Antonio es el marido de todos los soldados y el amante de todas las
meretrices.
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