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martes, 24 de abril de 2018

JULIANO EL APÓSTATA DICE SOBRE LA FELICIDAD



El objetivo y el fin último de la filosofía cínica, como en realidad de toda filosofía, es el ser feliz. Mas ser feliz consiste en vivir conforme a la naturaleza y no conforme a las opiniones del común de los hombres, puesto que incluso a las plantas y por supuesto también a los animales todos les ocurre que les va bien cuando cada uno alcanza sin impedimentos el fin conforme a su naturaleza. Ahora bien, entre los dioses la definición de la felicidad es mantenerse como son por naturaleza y ser dueños de sí mismos. Por consiguiente, tampoco los hombres deben afanarse en buscar en alguna otra parte la felicidad oculta. Ni un águila, ni un plátano, ni ningún otro de los animales o plantas que existen se ocupa inútilmente de que sus alas o sus hojas sean doradas..., sino que con aquello con lo que la propia naturaleza los adornó desde el principio, …, se considera que les va muy bien y que tienen de todo. Así pues, ¿cómo no va a ser ridículo que un ser humano se afane en buscar la felicidad en algún lugar exterior y considere que la riqueza, el nacimiento, el poder de sus amigos y, en definitiva, todas las cosas por el estilo tengan un valor absoluto?. En verdad, si la naturaleza, como a los animales, nos hubiera dado sólo eso mismo, el tener cuerpos y almas semejantes a las de aquéllos, de modo que no tuviéramos que afanarnos en nada más, nos bastaría con eso, como a los restantes animales, con contentarnos con nuestra superioridad corporal, afanándonos en buscar allí de algún modo el ser feliz. Sin embargo, dado que se nos ha sembrado un alma que no es en nada semejante a la de los demás animales…, debemos colocar la felicidad en lo más importante y en lo más grave que haya en nosotros.


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