Páginas

Páginas

domingo, 14 de enero de 2018

DISCURSO DEL CÓNSUL CAYO MARIO ANTE LA ASAMBLEA DE LA PLEBE PARA PROPONER QUE SE APRUEBE LA LEY MANLIA QUE HA DE LEGALIZAR EL RECLUTAMIENTO DEL PROLETARIADO ROMANO PARA SERVIR EN LAS LEGIONES DE ROMA



¡Pueblo de Roma, dicen que no puedo hacer lo que es preciso para asegurar la salvación de Roma!. ¡Roma necesita soldados! ¡Roma necesita desesperadamente soldados! ¡Estamos rodeados de enemigos por todos los frentes y a los nobles padres conscriptos, como de costumbre, les preocupa más conservar su derecho heredado a gobernar que asegurar la salvación de Roma! ¡Son ellos, pueblo de Roma, quienes han agotado la sangre de romanos, latinos e itálicos por su indiferente explotación de las clases que tradicionalmente han servido en las filas del ejército romano! ¡Porque yo os digo que no quedan ya hombres de esas clases! ¡Los que no han muerto en algún campo de batalla gracias a la codicia, la arrogancia, la estupidez de algún cónsul con mando, están inútiles para servir en las legiones!


¡Pero existe una alternativa de reclutamiento, hay hombres dispuestos y con ganas de ser soldados voluntarios de Roma! ¡Me refiero a los proletarios, los ciudadanos de Roma o de Italia que son demasiado pobres para tener voto en las centurias, demasiado pobres para tener tierra o un negocio, demasiado pobres para adquirir el equipo de soldado! ¡Pero ya es hora, pueblo de Roma, de que esos miles y miles de hombres sean llamados a hacer algo más por Roma que formar cola siempre que se ofrece trigo barato o abrirse camino a codazos para acudir al circo para divertirse en las fiestas, y criar hijos e hijas a los que no pueden alimentar! ¡El que no tengan nada no significa que no valgan nada! ¡Y ni se me ocurre pensar que amen menos a Roma que cualquier hombre que se precie! ¡En realidad, creo que su amor por Roma es más, muchísimo más puro que el amor del que alardean la mayoría de los honorables miembros del Senado!

 

¡Tengo aquí a mis espaldas al colegio de tribunos que os va a solicitar un mandato, pueblo de Roma, que el Senado me niega! ¡Os solicito el derecho a recurrir a las posibilidades militares del proletariado! ¡Quiero que los proletarios, de seres inútiles e insignificantes, se conviertan en soldados de las legiones romanas! ¡Quiero ofrecer a los proletarios un empleo remunerado, una profesión más que un trato! ¡Un futuro para ellos y para sus hijos con honor, prestigio y posibilidades de mejora! ¡Quiero ofrecerles el sentido de dignidad y de valía, la oportunidad de desempeñar un importante papel en el progreso de la poderosa Roma!

 

¡Los padres conscriptos del Senado niegan esa oportunidad a esos miles de hombres! ¡Me niegan la oportunidad de requerir sus servicios, su lealtad, su amor a Roma! ¿Y por qué? ¿Porque los conscriptos padres del Senado aman a Roma más que yo? ¡No! ¡Porque se aman a sí mismos y a su clase más que a Roma y a nadie más! ¡Por eso he venido a vosotros, pueblo de Roma, a pediros que me deis, y deis a Roma, lo que el Senado le niega! ¡Dadme los capite censi, pueblo de Roma! ¡Dadme a los más humildes y necesitados! ¡Dadme la oportunidad de hacer de ellos unos ciudadanos de los que Roma pueda enorgullecerse, una clase de ciudadanos a los que Roma dé empleo en lugar de sustentarlos, una clase de ciudadanos equipados, entrenados y pagados por el Estado para servir al Estado como soldados con alma y corazón! ¿Me daréis lo que os pido? ¿Daréis a Roma lo que necesita?











No hay comentarios:

Publicar un comentario