Aparte
las fiestas religiosas, tenía pocos pasatiempos. Hasta 221 antes de Jesucristo,
cuando fue construido el Flaminio, Roma poseyó un solo Circo: el Circo
Máximo, atribuido a Tarquino Prisco, donde se iba a admirar las luchas
entre esclavos, que casi siempre terminaban con la muerte del vencido. Las
mujeres también podían asistir y la entrada era gratuita. Los gastos fueron al
principio de cuenta del Estado, después, de los ediles, para hacerse una
propaganda electoral. Alguno de ellos, a copia de financiar espectáculos de
calidad, lograba alcanzar el consulado, como ahora ciertos presidentes de
sociedades de fútbol se convierten, cuando su equipo gana, en concejales o
diputados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario