Clodia
era muy remilgada y escogía cuidadosamente a sus amantes. Tenía varios
favoritos y uno de ellos era Marco Tulio Cicerón, sin duda el preferido, porque
ella creía que él pensaba ser el único, aunque la verdad es que estaba mejor
informado. Clodia poseía no sólo belleza, sino talento y encanto y era
verdaderamente inteligente. Había muchas noches en que él no entraba para nada
en el dormitorio de ella, sino que se las pasaban discutiendo de filosofía,
política y del destino de los seres humanos, con gran satisfacción de ambos.
Marco sabía que no podría amar a otra mujer más que a la ya hacía tanto tiempo
fallecida Livia; pero sentía gran afecto y admiración por la bellísima Clodia,
considerándola más como una buena amiga que como una querida. Compraba para
ella las joyas que Terencia despreciaba y a menudo llenaba su casa de flores y
perfumes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario