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sábado, 5 de noviembre de 2016

CARTA DE CÁTULO LUTACIO A SILANO SOBRE CICERÓN



Seguro que por las noches, antes de acostarse, mira a ver si Catilina le ha puesto un león debajo de la cama. Yo aprecio mucho a Cicerón; pero esto me parece histérico, poco razonable e indigno de un hombre viril. Ya sabemos que Catilina está chiflado y que es un individuo cruel y degenerado, que odia a todo el mundo; pero tampoco es seguro que tenga ese poder que Cicerón le atribuye. El pueblo romano no haría caso a un tipo como Catilina. Aunque cuenta con fuerzas poderosas, no son una amenaza real para Roma. Hacer lo que Cicerón preconiza: vigilar los movimientos de los secuaces de Catilina en todo instante y ponerlos abiertamente fuera de la ley, no sólo provocaría carcajadas en Roma, sino que violaría la libertad individual, repercutiendo desastrosamente sobre la propia reputación de Cicerón. No es de creer que él desee ser llamado un violador de los derechos del hombre, un autócrata de opiniones extremadas y un acusador de todo lo que le disgusta.





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