Júpiter Optimo Máximo no necesita justificarse ante los
hombres, ni el hombre tiene más derechos que aquellos que le han sido
concedidos libremente por su Creador, por puro amor y misericordia. Nunca se
ganará estos derechos, porque no tiene poder para ganárselos. Son un don,
otorgado por un afecto que escapa a nuestra comprensión. Porque ¿qué es el
hombre?. Una pequeña criatura de barro, destinada a desintegrarse. Pero Júpiter
Optimo Máximo, en su incomprensible e ilimitado amor, le ha dado un alma así
como un cuerpo. El hombre debería pasarse la vida agradeciendo tan valiosísimo
regalo. ¿No es suficiente con que esté vivo y pueda contemplar los inagotables
tesoros que le rodean, tanta maravilla, gloria y belleza?. Eso ya sería
suficiente, aunque fuéramos definitivamente mortales. Pero Dios nos ha
prometido una vida inmortal además. ¿ Por qué?. Esa es la cuestión, algo que
debería conmovernos en lo más profundo del corazón.
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