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jueves, 29 de septiembre de 2016

SUETONIO DICE SOBRE OCTAVIO AUGUSTO



El título de Padre de la Patria se le confirió por unánime e inesperado consentimiento; en primer lugar, por el pueblo, a cuyo efecto le mandó una diputación a Antium; a pesar de su negativa, se le dio por segunda vez en Roma, saliendo a su encuentro, con ramos de laurel en la mano, un día que iba al teatro; después, en el Senado, no por decreto o aclamación, sino por voz de Valerio Mesala, quien le dijo, en nombre de todos sus colegas: «Te deseamos, César Augusto, lo que puede contribuir a tu felicidad y la de tu familia, que es como desear la eterna felicidad de la República y la prosperidad del Senado, que, de acuerdo con el pueblo romano, te saluda Padre de la Patria». Augusto, con lágrimas en los ojos, contestó en estos términos, que refiero textualmente como los de Mesala: «Llegado al colmo de mis deseos, padres conscriptos, ¿qué podéis pedir ya a los dioses inmortales, sino que prolonguen hasta el fin de mi vida este acuerdo de vuestros sentimientos hacia mí?».



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