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sábado, 3 de septiembre de 2016

LAS CARCAJADAS DE CLAUDIO


En su adolescencia el futuro emperador Claudio emprendió la tarea de escribir una historia siguiendo los consejos de Tito Livio. La primera vez que la confió a un auditorio numeroso, a duras penas logró acabar de leerla, pues él mismo enfriaba a cada paso su propio ardor. En efecto, al comienzo de su lectura, la obesidad de uno de los asistentes hizo que se rompieran varios asientos, y este hecho dio lugar a que estallaran las risas; luego, incluso cuando se calmó el alboroto, no podía dejar de recordar a cada instante el incidente, lo que volvía a hacerle estallar en carcajadas.


( Suetonio en "El divino Claudio")




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