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domingo, 31 de julio de 2016

ACCIÓN DE CNEO POMPEYO MAGNO EN EL ORIENTE

El Oriente amenazaba a Roma: los bárbaros tracios se infiltraban en Macedonia; en las fronteras de Bitinia, Mitrídates se agitaba nuevamente con ayuda de su yerno, el rey de Armenia; por último los piratas instalados en la costa sur del Asia Menor interceptaban los navíos cargados de trigo de Egipto para el aprovisionamiento de la capital. Pompeyo, un general ambicioso, era el más indicado para hacer frente a ese triple peligro, pero reclamaba el alto mando de la marina y de las tropas de tierra hasta 70 kms. al interior de la costa. Al fin tuvieron que ceder a sus exigencias y Pompeyo partió con 500 navíos y con 20 legiones bajo su mando.
 En menos de tres meses Pompeyo acabó con las correrías de los piratas y destruyó sus ciudades de refugio; reorganizó luego esa región de la cual hizo la provincia de Cilicia (67). Luego venció a Mitrídates y transformó su reino en provincia romana del Ponto. El imperio seléucida en decadencia era una presa fácil para los partos; si lograban adueñarse del corredor sirio-palestino, esos enemigos tradicionales de Roma tendrían una puerta abierta al Mediterráneo y cortarían la ruta terrestre que unía el Egipto con las provincias romanas de Asia Menor.


Pompeyo, pues, se dirigió a Siria y la convirtió en una provincia romana. Prosiguió luego su camino a Jerusalén: Antipater, Hircano II y Aretas de Nabatea por un lado, y Aristóbulo por otro, llegaron a pedirle su arbitraje. Como Pompeyo tardase en pronunciarse, Aristóbulo se le adelantó y se apoderó de Jerusalén, en donde se encerró. Inmediatamente Pompeyo ordenó a Aretas que regresara a su Nabatea, luego marchó a Jerusalén donde estaban atrincherados Aristóbulo y sus hombres. Al cabo de tres meses de sitio se apoderó de la ciudad; eso fue una carnicería. Pompeyo se paseó por el templo como un turista y hasta se permitió entrar en el Santo de los Santos. Al igual que, en los días de Nabucodonosor, la destrucción del santuario había sido vista como el castigo por las infidelidades de Israel, esta vez también los hombres piadosos de Jerusalén pensaron en un castigo divino que sancionaba el comportamiento escandaloso de los sumos sacerdotes asmoneos.


Pompeyo reorganizó la región: confirmó a Hircano en su cargo de sumo sacerdote, pero limitó su autoridad a Judea, Galilea, y Perea en la Transjordania. Le quitó las ciudades de la llanura costera que fueron puestas en adelante bajo la autoridad directa del poder provincial, le concedió la autonomía jurídica a Samaria , y reunió en una misma confederación a las ciudades de Abila, Kanata, Hipos, Gadara, Dión, Pella, Amatonte, Gerasa, Filadelfia y Escitópolis (la única situada en Cisjordania): esa confederación de diez ciudades libres tomó el nombre de Decápolis (Mc 5,20). Pompeyo regresó a Roma el año 61, precedido por Aristóbulo y sus dos hijos a los que había enviado como rehenes.



Cuatro años más tarde, Gabinio, procurador de Siria, dividió los territorios confiados a Hircano en cinco distritos que puso bajo la autoridad directa de la provincia. Seforis fue entonces erigida como la ciudad principal del distrito de Galilea.



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