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jueves, 2 de julio de 2015

CÉSAR EXPLICA A CLEOPATRA EN ROMA QUE ECHA DE MENOS LA OPOSICIÓN SENATORIAL, TRAS DERROTAR A SUS ENEMIGOS




-Existen dos clases de oposición -explicó César-. Yo deseaba un ambiente de debate inteligente en el Senado y los comitia, no continuas peticiones de «devolver la República», como si la República fuera una entidad desaparecida afín a la utopía de Platón. ¡Utopía! -Dejó escapar un soplido de disgusto-. Esa palabra significa «ninguna parte». Cuando pregunto qué tienen de malo mis leyes, se quejan de que son demasiado largas y complicadas de leer, así que no las leen. Cuando pido sugerencias, se quejan de que no les he dejado nada que sugerir. Cuando pido cooperación, se quejan de que los obligo a cooperar, quieran o no. Reconocen que muchos de mis cambios son sumamente beneficiosos, y luego se quejan de que lo cambio todo, y de que el cambio está mal. Así que la oposición que me encuentro es irracional, como lo era la de Catón.

 

-Pues ven y habla conmigo -se apresuró a decir Cleopatra-. Tráeme tus leyes y yo las leeré. Cuéntame tus planes y yo haré una crítica constructiva. Exponme tus ideas y te daré una opinión meditada. Si lo que necesitas es otra mente, amor mío, la mía es la mente de un dictador con diadema. Déjame ayudarte, por favor.

 

-Así lo haré, Cleopatra, así lo haré. -Su sonrisa se tornó más amplia; su mirada, más sensual-. Con el paso del tiempo has adquirido una belleza especial, amor mío. No eres una Afrodita de Praxíteles, no, pero la maternidad y la madurez te han convertido en una mujer deliciosamente deseable. Echaba de menos tus ojos de leona.


( C. McC. )

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