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jueves, 1 de enero de 2015

LAS CONDECORACIONES Y TROFEOS DE CAYO MARIO


Allí estaban, colocadas todas en el estrado a sus espaldas, las condecoraciones de Cayo Mario: seis lanzas de plata por muerte al enemigo en combate en seis ocasiones, un estandarte vexíllum rojo bordado en oro y con flecos de oro por dar muerte a varios hombres en un solo combate en la misma ocasión, dos escudos con incrustaciones de plata con la forma ovalada antigua por resistir tenazmente en una posición.

 

 Luego estaban las condecoraciones que portaba: coraza de cuero endurecido en lugar de la normal de bronce plateado de oficial mayor, y sobre ella llevaba sus phalerae en los arneses con incrustaciones de oro, nada menos que tres juegos de nueve de oro, dos en el pecho y uno a la espalda; seis torcas de oro y cuatro de plata, pendientes de correillas en hombros y espaldas, así como brazos y muñecas llenos de pulseras, armillas de oro y plata.

 

 Luego estaban las coronas. En la cabeza llevaba la corona cívica de hojas de roble, concedida a quien hubiese salvado la vida de sus compañeros, resistiendo en el lugar de la hazaña hasta el final de la batalla; dos coronas más de hojas de roble colgaban de dos lanzas de plata, como muestra de haber ganado la corona cívica nada menos que tres veces; en otras dos lanzas de plata colgaban dos coronas de oro en forma de hojas de laurel, por su notable valor; en la quinta lanza pendía una corona muralis de oro con almenas por haber sido el primero en escalar las murallas de una ciudad enemiga, y de la sexta lanza colgaba una corona vallarís de oro, ganada por haber sido el primero en saltar la valla de un campamento enemigo.




Sí, las únicas condecoraciones que le faltaban eran la corona naval, concedida al valor en batalla naval, pero, como Mario nunca había combatido en el mar, era una omisión lógica, y la corona gramínea, la simple corona de hierba concedida a quien por su solo valor e iniciativa hubiese salvado a una legión o a un ejército. La corona de hierba sólo se había concedido unas cuantas veces en la historia de la república, la primera vez al legendario Lucio Sicio Dentato, que había ganado nada menos que veintiséis coronas distintas, pero sólo una corona gramínea; a durante la segunda guerra contra Cartago, Publio Decio Mus que la había ganado en la primera guerra samnita, y Quinto Fabio Máximo Verrucosis Cunctator, por ir a la zaga de Aníbal por toda Italia, evitando que cayera en la tentación de atacar a Roma.



( C. McC. )





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