Verdaderamente habló como un filósofo Teofrasto cuando, en aquella
comparación que hacia de los pecados entre sí, dijo: "Que los pecados por
deleite son más graves que los que por ira se suelen cometer; porque un hombre
enojado se aparta de la razón con cierta angustia; pero el que por satisfacer
su gusto peca, vencido del deleite, da muestras de ser un hombre más
destemplado y afeminado en sus pasiones". Dijo, pues, bien y conforme a la
filosofía, que un desorden por gusto era mayor delito que otro hecho con dolor.
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