(...) El amigo seguro se conoce en las circunstancias inseguras.
(...) Este es el primer precepto de la amistad: pedir a los amigos solo lo
honesto, y sólo lo honesto hacer por ellos.
(...) Los que falsamente sostienen que las amistades se fundan en la
utilidad, quitan a la amistad el nudo más amable. Pues la utilidad obtenida por
medio de un amigo, no deleita tanto como el amor mismo del amigo, y entonces da
gusto lo que ha provenido del amigo cuando ha provenido con voluntad de su
parte; y tanto dista de que las amistades se cultiven por razón de necesidad de
aquellos que por su posición elevada y sus riquezas y principalmente por su
virtud, en la cual hay el principal apoyo, menos necesitan de otro, son los más
liberales y benéficos.
(...) No debe haber saciedad de las amistades como de otras cosas; las más
antiguas, como los vinos añejos, deben ser las más gustosas; y es verdad
aquello que se dice que es preciso juntos comer muchos modios de sal para haber llenado los requisitos necesarios para
la amistad.
(...) Nunca debe anteponerse a la
amistad las utilidades aparentes, como son los honores, riquezas, deleites y
otras cosas semejantes.
(...) Tener los mismos pensamientos y voluntades que un amigo es
complacerse en él, como en uno mismo, y poner en práctica aquella lección de
Pitágoras, que quiere que la amistad haga de varios hombres uno solo.
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