(...) Cuida a todas horas de obrar valerosamente ejecutando aquello que
tuvieres entre manos con gravedad perfecta y natural, con humanidad, con
entereza y justicia; poniendo en calma tu corazón, desembarazado de cualquier
otro cuidado y pensamiento. Y podrás ciertamente ponerlo en calma si hicieres
cada acción en particular, como si fuere la última de tu vida.
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