No deja de ser un dictador y un tirano. Sila obligó a la
plebe a trabajar si no quería morir de hambre. Lépido ha dejado que haya otra
vez muchos holgazanes, así que ha tenido que aumentar los impuestos a la gente
trabajadora. ¿Es que el poder y la más alta posición ha de comprarse siempre
basándose en las barrigas de los más despreciables, los vagos y mendigos?. Otra
vez están vacías las arcas de nuestro tesoro, gracias a Lépido y a su
encantadora plebe de bribones, vividores y antiguos esclavos. No tiene nada de
extraño que me encuentre desanimado. Sin embargo, seguiré esgrimiendo la ley en
el mismo rostro aullador del caos, confiando en que la ley prevalecerá y con
ella finalmente la justicia.
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