No había quien contemplara a aquellos desgraciados y no se compadeciera de ellos y de la enorme miseria en que se hallaban. No se muestra piedad ni respeto por nadie, ni por el enfermo, ni por el mutilado, ni por el anciano, ni aún por la fragilidad de la mujer. Antes bien, todos son obligados a golpes a seguir con si trabajo hasta que mueren consecuencia de los malos tratos sufridos en esta forzada necesidad.
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