Pérgamo era seguramente la ciudad mejor planificada y
construida del mundo, había oído decir Mario, y ahora lo veía con sus
propios ojos. Incluso en la ciudad baja, dispersa a los pies de la
acrópolis, no había callejuelas ni bloques ruinosos de pisos, todo estaba
sujeto a un rígido reglamento de construcción y conservación. Vastos
sumideros y cloacas discurrían por las zonas habitadas y por todas
partes había canalizaciones y fuentes. El mármol era el material más abundante,
y las columnatas eran numerosas y magníficas, el ágora era inmensa, surtida de
magníficas estatuas, y a media ladera había un gran teatro. No obstante,
flotaba un aire de dilapidación en la ciudadela y en la ciudad; las cosas no
estaban conservadas como durante el reinado de los atálidas, proyectistas y
cuidadores de la capital. Y la gente no parecía contenta. Mario advirtió
que algunos tenían aspecto de hambrientos, cosa extraña en un país rico.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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