Mancillóse la
pureza del idioma latino, prohijando el orgullo y la lisonja una sarta de
adjetivos que no entendiera Cicerón, y que Augusto desechara con enfado.
Saludábase a los primeros empleados del Imperio, aun por el mismo soberano, con
los dictados engañosos de vuestra Sinceridad, vuestra Gravedad, vuestra
Excelencia, vuestra Eminencia, vuestra sublime y asombrosa Grandeza, vuestra
ilustre y magnífica Alteza .
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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