Los horrores de la paz en los
cortos períodos en que ésta se suponía que existía, eran peores que las ruinas
causadas por la guerra. En todas las clases sociales, la naturaleza humana se
mostró bajo su peor aspecto: crueles, rapaces, traidores, serviles, arrogantes,
sin escrúpulos, sin lealtad, respetaban solamente la fuerza, al tiempo que
celosos de cualquier superioridad real, vivían sujetos al terror y ansiosos de
infligirlo. Si algo bueno aparecía en algún sitio, parecía destinado a ser
extinguido o aniquilado. Durante aquellos tiempos, los habitantes traicionaban
a sus amigos, los hijos asesinaban a sus padres y los padres a sus hijos.
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