La belleza, tanto en el hombre
como en la mujer, es difícil de definir. La juventud juega ciertamente una
parte importante en ella, pero muchas personas, al madurar, desarrollan tal
encanto e inteligencia que compensan ampliamente su perdida frescura, que es
sin duda exquisita y que nos inspira en sí profundas e irresistibles pasiones,
pero que rara vez logra hacerlas perdurar.
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