Ahora os pediré que prestéis atención, por respeto hacia mi
persona, con paciencia. Vuelvo a representar "La suegra", la cual
nunca se me ha permitido representar con el silencio necesario; de tal modo la
trató la mala suerte. Vuestra inteligencia aplacará esta mala suerte, si es
favorable para nuestra actividad. Pues la primera vez que la representé llegó
la noticia de unos púgiles y además la expectación de ver a un funambulista: la
multitud de los reunidos, el ruido y los gritos de las mujeres hicieron que
saliera por la puerta antes de tiempo. En la nueva me atuve a la vieja
costumbre, para volver a probar la representé de nuevo, agrado desde el primer
acto; cuando, entonces, llega el rumor de que se va a dar un combate de
gladiadores; el público vuela: se alborotan, gritan, se pelean por un asiento:
yo entretanto no pude conservar mi asiento.
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