Cristo ... detesta y condena ... con divina autoridad, todas estas
desviaciones humanas, nocivas y escandalosas, formando su propia familia, a la
que por todas partes va apartando poco a poco de esta corrupción, en un mundo
que se tambalea y se derrumba, y con lo cual va fundando una ciudad eterna, la
mas gloriosa, no por el aplauso de vanas superficialidades, sino por el valor
autentico de la verdad.
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