Jornandes o Jordanes, también
conocido como Iornandes, Iordanis o Iordannes, fue un funcionario e historiador
del Imperio romano de Oriente durante el siglo VI d. C.
Aunque escribió una Historia de
Roma (Romana), su obra de mayor interés es De origine actibusque Getarum (El
origen y las hazañas de los Godos), o Getica, escrita en latín (probablemente
la tercera lengua de Jordanes) en Constantinopla, sobre el 551.
Justiniano había llegado al
poder como emperador asociado en 527, tomando poco más tarde el control en
solitario tras la muerte de su predecesor. En aquella época, Italia se
encontraba bajo el dominio de los reyes ostrogodos, descendientes de Teodorico,
el Grande, quienes gobernaban nominalmente el territorio por concesión tácita
del Emperador. A su vez, como soberanos del pueblo ostrogodo regían a las
poblaciones de origen germánico que habían invadido la península. La
convivencia entre romanos y godos se fundaba en la separación de ambos grupos,
facilitada por la división religiosa; en efecto, siendo ambos cristianos, los
romanos eran católicos (seguían el Credo Niceno) mientras que los ostrogodos eran
arrianos.
Justiniano pretendía restaurar
el Imperio romano recuperando las provincias occidentales bajo dominio bárbaro,
pero de derecho todavía parte del imperio.
Como astuto estadista que era,
comprendió la necesidad de vencer a sus enemigos haciendo ciertas concesiones.
Continuó la política de reconocer a la sede papal como suprema autoridad
eclesiástica. A pesar de ello, confiaba en controlar ese poder gracias a su
influencia personal. En 536, su esposa llegó a un acuerdo con el representante
papal, Vigilio, un nativo romano. En el quid pro quo subsiguiente
(expresión que aún hoy es la base de los acuerdos legales), el quid era la
concesión del papado y 700 libras de oro. El quo era la cooperación de Vigilio
con Justiniano.
Tras este acuerdo, el general
de los ejércitos de Justiniano, Belisario, estableció su guarnición en
la ciudad de Roma. El Papa Silverio (un guerrero godo) fue expulsado del
papado mediante falsas acusaciones. Belisario se aseguró de la elección del
nuevo Papa favoreciera a Vigilio. Justiniano, sin embargo, que había
actuado bajo la motivación de la razón de estado, no contaba con que Vigilio,
más pendiente de su propia conciencia, terminaría actuando en contra de la
política imperial.
La controversia de los Tres
Capítulos fue un asunto complejo dentro de los círculos de las iglesias
cristianas. Se pidió a Justiniano que tomara parte (como ya hiciera Constantino
I al entrar en los debates sobre temas religiosos), cosa que hizo en 543 o
544, con un edicto que condenaba los Tres Capítulos. Justiniano esperaba que el
edicto facilitara la reconciliación con los monofisistas. Patriarcas y obispos
fueron entonces conminados a firmar el edicto.
Vigilio se negó a firmar. Se le
sacó a la fuerza en medio de un servicio religioso que celebraba la festividad
de Santa Cecilia y fue escoltado hasta un barco que, en el río Tíber, esperaba
para transportarlo a Constantinopla. Tras una estancia en Sicilia, llegó a
Constantinopla en 547, pasando en la capital los siguientes ocho años, aunque
no solo por su testaruda negativa a firmar el edicto, sino también porque
Justiniano prefería mantenerle alejado de las guerras con los godos y de los
violentos conflictos políticos que devoraban Italia. En 555, tras la derrota de
los godos, Vigilio accedió a los deseos del soberano y se le permitió abandonar
la capital, solo para morir en el viaje de regreso a Roma, donde fue enterrado
a su llegada.
Cómo y dónde llegó Jordanes a
unirse a Vigilio en Constantinopla sigue siendo un enigma. Como obispo de
Crotona, no debía hallarse en Roma en el momento del arresto de Vigilio. Tras
haberse unido a él, podría no haber sido autorizado a marcharse, ya que éste
compartía la política conciliatoria de Vigilio que concernía a los restos de
los hunos y a los godos. La última cosa que Justiniano quería era la
reconciliación, ya que había enviado a Belisario a Italia para derrotar a estos
pueblos.
El libro sobre la historia de
Roma, Romana, empezó como una forma de aligerar la carga del arresto y para
llenar las largas horas del mismo. Esta obra sobrevivió bajo varios títulos
descriptivos: De summa temporum vel origine actibusque gentis romanorum, De
regnorum et temporum successione, e incluso Liber de origine mundi et actibus
romanorum ceterarumque gentium o De gestis romanorum. Se trata de una
apresurada compilación, iniciada antes, pero publicada después de la Historia
de los Godos de 551, cubriendo la historia del mundo desde la Creación, basada
en San Jerónimo y otros escritores, pero que tiene su mayor valor en
cuando trata los acontecimientos entre 450 y 550, cuando Jordanes aborda la
historia reciente de su época.
No se sabe mucho sobre la
carrera de Jordanes en la Iglesia. El Papa Pelagio menciona a un
«Jordanes, defensor Ecclesiae Romanae» («Jordanes, defensor de la Iglesia
romana»), que podría referirse al historiador bizantino. La enfatización en el
término «Iglesia romana», como opuesto a alguna otra iglesia, parece implicar
el conocido conflicto entre el credo niceno y el credo arriano, entonces aún en
conflicto. Sobre el año 551, al Papa Vigilio, detenido en Constantinopla, se le
unió el obispo Jordanes de Crotona (Bruttium, Italia), comúnmente identificado
como Jordanes el historiador. Algunas fuentes le identifican como el obispo de
Rávena, si bien otras niegan que lo fuera.
Los avatares del tiempo han
hecho que la Getica sea la única fuente superviviente sobre el origen de los
pueblos godos que ocuparon las orillas del mar Báltico, alrededor de la actual
Polonia, y que se extendieron al sur hasta el mar Negro, formando un imperio
diferenciado con una lengua propia y sobre cómo los godos fueron derrotados por
los hunos y gradualmente se dispersaron por Europa hasta desaparecer por
asimilación con otros pueblos.
Esta obra fue escrita por
Jordanes a petición de un amigo, quien le pidió escribirlo para la iglesia,
como resumen de una obra de varios volúmenes (hoy desaparecida) sobre la
historia de los godos, compilada por el político y escritor Casiodoro.
Los factores más importantes en la selección de Jordanes para este trabajo
fueron su interés por la historia (ya estaba trabajando en una historia de
Roma), su habilidad para escribir de forma sucinta, y sus propias relaciones con
los godos. Jordanes había sido funcionario de alto nivel, notario o secretario,
de un pequeño estado cliente de Constantinopla en la frontera de Moesia, al
norte de la actual Bulgaria.
Otros escritores como Procopio
escribieron obras aún existentes sobre la historia posterior de los godos. Como
único trabajo superviviente sobre el origen de los godos, la Getica de Jordanes
ha sido objeto de una extensa revisión crítica. Jordanes lo escribió en latín
tardío, denigrado por los clasicistas por no respetar las reglas del latín
clásico de Cicerón. Según su propia introducción, solo tuvo tres días para
revisar el trabajo de Casiodoro, y por lo tanto, debía confiar en su propio
conocimiento. Algunas de sus exposiciones son muy escuetas.
Sin embargo, parte de esa
consideración de escritor en latín decadente de Jordanes se han visto
recientemente cambiada, al haberse descubierto nuevos manuscritos —el
Panornitanus Arch. Stato. cod. Basile— pareciendo que los abundantes errores
atribuidos a la pluma de Jordanes corresponden a los copistas nórdicos
posteriores, desconocedores del latín.
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