Cenarás
deliciosamente, Julio Cerial, en mi casa; si no tienes una propuesta mejor,
ven. Estate preparado a la hora octava; nos bañaremos juntos: sabes que cerca
de mi casa están los baños de Estéfano. De entrante se te pondrá lechuga
apropiada para hacer andar el vientre, y tallos separados de sus puerros; luego
una cría de atún grandecita, más grande en cualquier caso que una delgada
caballa, pero cubierta con huevos y hojas de ruda; no faltarán otros huevos
cocidos en tenue ceniza ni quesos cuajados al fuego de Velabro ni aceitunas que
sufrieron el frío del Piceno. Esto basta como entrante. ¿Deseas saber lo que
viene después? te mentiré para que vengas: pescados, mariscos, ubres de cerca y
aves cebadas de corral y de agua.
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