¿Quién
podría, Galio, enumerar las recompensas de un servicio militar afortunado?. Un
ciudadano con toga no tendrá arrestos para aporrearte, es más, si lo aporreas
tú, se hará el loco y no tendrá arrestos para enseñar al pretor los dientes que
le has arrancado ni el cardenal negro en la cara y la hinchazón amoratada, ni
el ojo que le has dejado, del que el médico no arriesga un pronóstico.
(
Décimo Junio Juvenal en "Sátiras" )
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