Teodorico se hizo con la
supremacía sobre los godos y los italianos. Y aunque no reclamó el derecho de
asumir ni la vestimenta ni el nombre de emperador de los romanos, fue llamado
«rex» hasta el final de su vida. Aun así, en el gobierno de sus propios
súbditos, se entregó a sí mismo con todas las cualidades que posee uno que ha
nacido emperador. Porque era extremadamente cuidadoso en la observación de la
justicia.
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